El pastor de perros
El loquito del centro
Levanta su casa
Privado de las
Comodidades
De la privacidad.
Le sirven
Las palomas
De candidaturas
Políticas en las
Calles los días de lluvia
Puede desayunar
Sobre la cara de un
Diputado, puede calentarse
Las manos, puede taparse
Todo menos turbarse
En público
Cuando pierde frente
Al simulacro de rehacerse.
Las fuerzas del orden lo
Saludan en las mañanas
El hogar de cristo le es
Caritativo a veces
Le dan café
Dicen que rezan
Por él y por todos
Sus compañeros
Le compran un pancito
Y se lo dan como la
Buena acción del día
Como buenas
Personas que son.
Los más curiosos
Le buscan conversa
Pero es difícil cuando
Se tiene un pan
En la boca
Un café
En la mano y unos
Perros con cara de
Hambre, lo dejan al rato
Con sus asuntos, con sus
Amigos, con las
Preocupaciones de la noche
Y su poderoso olor.
El mejor tiempo es
En verano cuando
A través de las
Ventanas pasan los
Turistas que colaboran
Practicando el arte
Del derroche y
Amistosamente esos
Días todos gozan
Se come mejor
Se entrega la gente
Al baile del tiempo libre
Y vuelve la noche
Poblada de juventud.
Ahora invadido le conversa
A elegantes viejas que
Entran a los restoranes
Junto a sus hediondos
Maridos encamisados
Y luego reta a sus
Perros, los aconseja
Feamente y les consigue
Una bolsa de comida
Atrapada en un basurero.
Con la casa al hombro
Busca un lugar menos
Iluminado y duerme
Tranquilo bajo una banca
Con precaución de que
Al amanecer conserve
Aún en su bolsillo
La foto de su hija.
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