Apuntes sobre el fraude constituyente.
La descomposición y arremetida del capitalismo se manifiesta en este proceso. Sus síntomas son evidentes en el crecimiento del narco en todo el territorio nacional, la inmigración, la inestabilidad laboral, la desaprobación a la política representada por los partidos tradicionales y el aparataje mediático, que a través del miedo, potencia la percepción de inseguridad en la población.
En este escenario de incertidumbre es en donde aparece la ilusoria receta de salvación: un conservadurismo recalcitrante que apela a un pasado de tranquilidad inexistente, pero que funciona para entregar apoyo a quienes canalizan de mejor forma las demandas de seguridad. La izquierda tradicional no ha podido convocar lo suficiente ni para esto, ni para significar un cambio a la Institucionalidad heredera de Pinochet. Este actual proceso, en donde la fuerza política de ultraderecha conservadora y neofascista de los republicanos, son sólo la continuidad de un proceso expresado con la aprobación del TPP11, la aprobación de la ley Naín-Retamal (gatillo fácil) y los proyectos extractivistas dentro del gobierno de Boric.
Los republicanos, alcanzando la mayoría nacional, son evidencia de la descandencia social. Son la actualización del capitalismo chileno, no muy lejos de su versión "progre" representada por el gobierno de Boric, la cual desde un principio del proceso, sufre las consecuencias de alinearse con la derecha generando las condiciones necesarias para su proliferación.
La gran cantidad de votantes nulos (2,7 millones entre nulos y blanco, sumado a los cerca de 3 millones que no votaron) exhiben la deslegitimidad del proceso. Muestran a una fracción importante de la población expresando la indiferencia con la clase política. Con el corpúsculo que arroga, a través de un proceso fraudulento, la representación general de la población. Es un antecedente relevante la cantidad de votos nulos que a su vez son consecuencia de una sistemática analfabetización política producto de una historia peri y post dictatorial. El desconocimiento de los candidatos, sus propuestas y la tibieza del proceso en general, son manifestaciones de lo mismo. El agotamiento de lo que significa un segundo llamado contituyente tambien comparte sus motivos. Sin embargo estas causas y consecuencias son menores cuando se considera la desaprobación con la cual se instala este proceso.
Hay un puente, entre los intereses de quienes llamaban a votar nulo y a quiénes efectivamente lo hicieron. Pero no hay que perderse. Esta masa votante puede fácilmente ser absorbida por quienes resguardan los intereses del gran capital. Es una cantidad volátil de personas descontentas con la forma en que la política tradicional funciona y actúa. Habría que preguntarse, ¿cómo canalizar aquella población votante, a través de un discurso convocante, crítico y que proyecte una transformación social profunda?
El descontento subyace en lo ocurrido y las posibilidades de movilización aumentan. Ya no se puede apelar a viejas fórmulas.
Finalizada la aplastante derrota contra el oportunismo de izquierda política representada por la coalición "Unidad por Chile", ya que veían como una posibilidad real el no poder conseguir un espacio verdaderamente representativo dentro de la cocina constitucional, no esperaron ni dos horas para estar pidiendo miserablemente el apoyo de la coalición de extrema derecha de "Chile Seguro" ya que el fraude que formularon no les permitió conseguir réditos suficientes para recuperar legitimidad contra el descontento popular expresado durante el estallido social.
Las críticas a los problemas generados por la descomposición del sistema son un poderoso motor discursivo contra los gobiernos progresistas latinoamericanos que emergieron en las últimas elecciones. Hoy pareciera que el péndulo está cambiando de dirección. Los republicanos canalizaron los votos del rechazo, pero de igual forma existe una cantidad de rechazo que votó nulo. Aún así es evidente que el estallido no fué lo que la vieja y "nueva" izquierda interpretó como una victoria, más bien fué la expresión desarticulada de las contradicciones internas del propio sistema que ahora actualiza sus formas de dominación, buscando perpetuarse contra cualquier masa crítica en el contexto de un capitalismo global devastador.
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